La obra de Penadès muestra, desde sus inicios, tres de las características habituales del informalismo como son la mancha, el espacio, el gesto, mientras que la materia no aparece hasta el final de su trayectoria, cuando experimenta con nuevos materiales como las limaduras de hierro y trabaja mucho con la pintura acrílica más tradicional.
El artista aprende e imita la naturaleza geodinámica como el viento, utilizando un soplete para reproducir el viento y hacer volar las limaduras de hierro, y la naturaleza geológica, donde hace que con la humedad el hollín de la chimenea se convierta en líquido y se recoja con cubos para utilizar como capa de fondo. Penadès se acerca con su obra al aikido, una técnica de artes marciales que no tiene ninguna acción de ataque, sino que se basa en esquivar. El artista traslada sus conocimientos en este arte a las obras, proyectando la pintura sobre las teles, incluso a veces vestido con una túnica blanca y reproduciendo los movimientos del aikido.