Digno heredero de los grandes maestros renacentistas, el arte del uruguayo Glauco Capozzoli se forjó y perfeccionó durante cincuenta años de continua formación académica en las mejores institutos artísticos del mundo. Su práctica ininterrumpida se plasmó en una inagotable obra de todos los tamaños y formatos, cada vez más refinada y ambiciosa. Glauco Capozzoli trató la figura femenina a la manera de Botticelli, pero reinventándola con toques surrealistas en ambientes irreales y figurativos que se convirtieron en su propia marca.
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